miércoles, septiembre 24, 2008

+++++Estaba leyendo de historias de cartas de declaraciones de amor, de esas que se entregan cuando ya ha pasado bastante tiempo.
Yo tengo una, que aún guardo, que aún sigo escribiendo. Creo que nunca juntare el valor necesario, o bien, la desesperación suficiente para entregarla.
Junto con la carta, guardo ese momento, que nació de mi imaginación. Ese momento en el que esa persona abandona todo lo que conoce y se queda conmigo.
Existen a veces situaciones entre dos, que para uno son el mundo entero, la señal que estaban esperando y para el otro no son mas que eso, situaciones que existen, sin ningun significado sin ningun recuerdo permanente.
Creo que esa carta surgió de momentos grandes para mi y simples para él. Y digo "creo" como decir "no estoy segura". Porque al primer segundo de pensarlo de verdad creo firmemente que todo viene de base ninguna, pero al segundo segundo (si) titubeo y pienso "y si si es cierto".
Pero bueno, yo tengo una carta, de esas que confiesan un amor que tanto se callo ((tanto como se pudo)). No sé a estas alturas que sea mejor, si enviarla a su destinatario o guardar la esperanza para siempre, el sueño que no termina. Lo que si se es que lo primero no sucederá y lo segundo terminará por desvanecerse.
+++++Y siguiendo mas o menos el mismo camino, hay les va una historietilla....na más concento la compu a la luz, no vaya a ser que se me vaya de la mano la inspiración y se le acabe la bateria a esta cosa....
Mi abuelo decía que el tenía un libro muy especial. Era un libro de pastas rojas y hojas amarillas, amarillas por el tiempo. Era un libro de cuentos, que en letras doradas decía así, "Cuentos".
Antes de decirles porque era especial, tendré que decirles otra cosa que decía mi abuelo. Decía, "cuando los libros están cerrados los personajes son libres, libres de caminar hacía adelante o atrás y en todas direcciones, pueden ir hasta el final o recorrer las páginas más interesantes una y otra vez, pueden hasta crear sus propias historias y espiar en los secretos; pero basta un simple movimiento que anuncie que alguién abrirá el libro o que sienta una presencia y todos vuelven en un segundo a su lugar y se quedan quietos".
Habiendo dicho esto, mi abuelo decía; "pero este libro es especial, si te acercas ((comezaba a hablar bajito, acercándose al libro que permanecía inmovil en la mesa)), si te acercas asi, puedes escuchar lo que dicen ((y se quedaba en silencio, escuchando))".
Ese libro me cuenta más historias cerrado que abierto. Escucho mas historias cuando silencioso me siento y apoyo la cabeza a su lado, que las que he leído dentro de el.
Algún día contaré esas historias, aunque al hacerlo probablemente, rompa un poco el hechizo de su caracter "especial".

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